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No vivió en vano… 29 junio 2015

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No sé si os habréis dado cuenta, ni si me habréis echado en falta, pero he estado «desaparecido» durante varios días. He tenido que recorrer 1.200 kilómetros para dar el último adiós a un familiar muy querido, que me trató como si fuera uno más de sus hijos. Una persona amable, sincera, que le gustaba ayudar a los demás, que ha sido un ejemplo y un espejo en el que me he visto reflejado… Esa persona se ha llevado consigo un montón de recuerdos y un trocito de mi infancia, a la que siempre recordaré con cariño y que tendrá siempre un rinconcito en mi memoria. Esa persona nos dejó la madrugada del pasado martes, legándonos un vacío que será muy difícil llenar.
Como la música es un idioma que traspasa fronteras y es un lenguaje que no necesita palabras para transmitir los sentimientos más profundos, va a ser con música como le voy a rendir un sincero homenaje. El músico canadiense Bill Douglas (del que hablamos el año pasado en este mismo blog) compuso y puso música a un poema de la norteamericana Emily Dickinson titulado «I shall not live in vain» (No habré vivido en vano), cuya letra dice así:

Si puedo impedir que un corazón se rompa, no habré vivido en vano; si puedo aliviar el dolor de una vida o aplacar una pena, o ayudar a un pájaro agotado a regresar al nido, no habré vivido en vano (Emily Dickinson – I shall not live in vain).

Descansa en paz, querida tía:

Bill Douglas in the Sky with Diamonds 24 noviembre 2014

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Bueno, no os creáis que el señor Douglas ha publicado un disco con versiones de temas de «The Beatles» (lo que no sería una mala idea después de todo…).

El 12 de agosto de 2.005, ve la luz un disco nuevo de Bill Douglas. Nuevo por varias razones: porque cambia de discográfica y lo publica en «Tala Records«, que es el sello propiedad del tablista y colaborador en muchos discos de míster Douglas, Ty Burhoe. También es nuevo porque Bill vuelve su mirada musical hacia sus raíces jazzísticas, mezclándolas con aromas funkies y ritmos étnicos, en una amalgama que se convierte en un disco titulado «Sky» (Cielo):

Bill Douglas - Sky (2005) - Frontcompartiendo protagonismo con el propio Ty, que además de tocar la tabla, el tambor de marco y los shakers,

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Un ejemplo de Shaker, el Shekere

(que como su propio nombre indica en inglés, son una serie de instrumentos de percusión a los que se les «sacude» para que produzcan sonido), también hace de director artístico, diseñador, ingeniero de sonido, mezclador, arreglista, productor y vocalista… Tan sólo le faltó hacer de señora de la limpieza…jejeje.

Por cierto, si os pica el gusanillo de la curiosidad, podéis ver imágenes de tooooodooos los «shakers» del mundo mundial si hacéis click aquí.

Perdón, pero es que me he desviado del tema (como me pasa muy a menudo…). Acompañando a Ty y a Bill, tenemos también a Kai Eckhardt, que toca el bajo y a Steve Smith, que toca la batería y el ghatam:

ghatamCon todos estos mimbres, pasamos directamente a los temas del disco, del que sólo os puedo recomendar tres, entre ellos el que lo abre y que se titula «Full moon» (Luna llena», magistralmente interpretado por el cuarteto y que podéis escuchar en el «Reproductor de Músicas Posibles», que tenéis justo aquí a vuestra derecha…

Nos encontramos con el tercer corte, que lleva por título el de «Tara» y que, como el anterior, también es una nueva versión de un tema anteriormente registrado en otro disco, con un aire nuevo, de aromas muy hindúes:

Finalizaremos el recorrido por la vida musical de mi querido Bill con el corte número trece y último del disco, que se titula «Night song» (Canción nocturna) y que consiste en un solo de piano de míster Douglas y que podéis escuchar en el «Músicas Posibles».

Aunque no os lo creáis, la etérea (aunque a veces empalagosa y cansina) música de Bill Douglas me ha ayudado a sobrellevar esas épocas horribles que tod@s hemos tenido alguna vez a lo largo y ancho de nuestras vidas. Y sólo por eso, por hacerme saltar las lágrimas de alegría o tristeza, de hacerme vaciar mi particular embalse de sensaciones oprimidas en lo más hondo de mi corazón, sólo por eso se merece mi gratitud eterna.

Gracias, Bill, por haberme (y habernos) hecho la vida un poquitín más soportable…

Stepping Stones 22 noviembre 2014

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¿Por dónde íbamos…? ¡Ah, sí, ya me acuerdo!

Habíamos dejado aparcado el desarrollo del álbum «Stepping Stones» (Pasarela de piedras), en el que el bueno de míster Douglas nos iba a deleitar con versiones para piano solo de composiciones antiguas ya incluídas en anteriores discos, como por ejemplo este «Leap!», que es el corte número dos del presente disco:

En el tema número tres, tenemos esta otra versión de «Elegy», mucho más solemne y triste que su versión original (os recomiendo encarecidamente que buceéis en las entradas anteriores para encontrarla, al igual que el resto de temas del presente álbum que os estoy recomendando, para compararlos):

Saltamos casi hasta el final del disco para encontrarnos con el corte número catorce, donde tenemos este «She walks in beauty», que se desliza por nuestros oídos casi sin que nos demos cuenta:

Vamos a terminar el pormenorizado estudio del álbum con el corte que le da fín y que es el que hace el número quince, titulado «Lullaby»:

El disco incluía una versión de dos temas de «The Beatles», que son «Fool on the hill» y «Julia» y que aparecían como corte número cuatro. No me ha sido posible encontrarla, por lo que si alguien es capaz de hallarla, se lo agradecería infinitamente.

En la próxima entrada, hablaremos del (hasta el momento) último trabajo de Bill Douglas…

Going Home(land) 12 noviembre 2014

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Dejad todo lo que estáis haciendo ahora mismo y acudid al «Reproductor de Músicas Posibles» para escuchar el quinto corte del disco «Homeland», que habíamos dejado a medias en una entrada anterior.

¿Ya lo habéis escuchado?¿Y bien? ¿Nada que decir??? Jopé, si es una maravilla…

Comienza con las voces espectacurales de los Ars Nova Singers, para seguir con el clarinete y el piano, para volver a alzarse hacia el cielo, de nuevo, las voces corales que cierran dicho corte, que se titula «Sanctus».

Continuamos con el sexto tema, titulado «Desert star» (Estrella del desierto) y sus inconfundibles aromas hindúes, subrayados por la tabla de Ty Burhoe:

De nuevo nos topamos con los «Ars Nova» y de nuevo hemos de desplazarnos al archifamoso «Músicas Posibles», donde nos encontraremos con «Beauty bright» (Luminosa belleza), octava composición del álbum, cuya letra está basada en un poema de William Blake titulado «Sleep!Sleep! Beauty bright».

Damos un saltito hasta el décimo corte, titulado «Black is the colour of my true love´s hair/I Wonder as I wander», en el que funde, en su primera parte, una bendición gaélica que popularizó la estadounidense Nina Simone, con un villancico. Bill Douglas nos ofrece una versión absolutamente instrumental que tenéis (¡Cómo no!) en el «Músicas».

Cerramos el desarrollo del disco en el tema número once, que se llama como el subtítulo del álbum, «Prayer for peace» (Oración por la paz), de tono melancólico e intimista y que también está en el «Reproductor» de marras que tenéis a la derecha de vuestra pantalla.

En el año 2.004, míster Douglas da un salto mortal, sin red ni nada que le proteja, dejando por el camino sus maravillosas colaboraciones con los «Ars Nova» para publicar un disco en el que sus únicos protagonistas son él mismo y su piano.

Dicho álbum se llamará «Stepping stones» (Pasarela de piedras)

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y saldrá a la luz el 13 de julio de ese mismo año en su discográfica habitual, «Hearts of Space Records».

En dicho trabajo versiona para piano temas anteriormente publicados en otros discos, en piezas musicales de muy corta duración y del que nos ocuparemos en la siguiente entrada.

Homeland 4 noviembre 2014

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En este nuevo trabajo de Bill Douglas, titulado «Homeland: A prayer for peace» (Patria: Una oración por la paz), tienen un papel destacado varios temas tradicionales del folk norteamericano, mezclados con poemas de las islas británicas, aderezado con las composiciones a los que nos tiene acostumbrados míster Douglas y subrayado por las preciosas voces de los «Ars Nova Singers», que no se pierden una fiesta ni aunque les maten…

Da comienzo el álbum con «Shenandoah«, cuyo significado (que proviene de una de las lenguas de los indios norteamericanos) no está realmente claro. Se trata de un tema tradicional, hiperversionado hasta la náusea que podéis escuchar en el «Reproductor de Músicas Posibles» habitual.

Oh, Shenandoah, deseo verte, en la distancia en tu río rodante. Oh, Shenandoah, deseo escucharte, obligado a estar lejos, cruzando el ancho Missouri. Estos siete años, desde la última vez que te ví, obligados a estar lejos, cruzando el ancho Missouri. Oh, Shenandoah, amo a tu hija, en la distancia en tu río rodante. Por ella he cruzado tus aguas, obligado a estar lejos, cruzando el ancho Missouri (Shenandoah – Bill Douglas).

Nos dejamos invadir por la belleza de los sonidos del oboe y el piano en el segundo corte del disco, titulado «Begin sweet world» (Comienza un dulce mundo). Una maravilla que hay que paladear en el siguiente vídeo:

Ahora toca un sentido homenaje a las víctimas de un atentado, concretamente a las del 11/9/01, en el tercer tema del álbum, que lleva por título el de «In Memoriam (September 11, 2001), basado en un poema de Alfred Lord Tennyson y en el que volvemos a escuchar a los «Ars Nova»:

Puede que nos movamos más allá de la violencia del 11 de septiembre y de la escalada de violencia en todo el planeta. Puede que admitamos que todos los seres humanos son nuestros hermanos y hermanas. Puede que nos demos cuenta que tenemos un mismo origen y que somos parte de un mismo territorio. Puede que tendamos hacia más compasión y menos sufrimiento en este mundo (Bill Douglas).

Tome nota, senyor Mas, de esa frase del señor Douglas: «…un mismo origen y un mismo territorio…».  O lo que es lo mismo:»Ni fronteras, ni banderas», como dice el famoso dicho anarquista… Y ahí voy a dejarlo, porque si no, me embalo…que me conozco…

Lo dejaremos, por ahora, en el cuarto corte del álbum, que se titula igual que el disco y que es enteramente instrumental:

Finalizaremos el repaso a «Homeland» en la siguiente entrada…

¡¡¡Fiestaaaaa!!! 1 noviembre 2014

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Hoy vamos a darnos un mini banquete musical, o una mini comilona, como prefiráis… Pues así es como se titula un divertimento que se publicó el 24 de julio de 2.001 en el sello discográfico «Northern Lights Productions» con el nombre de «Feast» (Fiesta o banquete):

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Como ya os comenté anteriormente, Bill Douglas fundó (con ayuda de sus discípulos fagotistas) un grupo musical de nombre «The Caliban Quartet of Bassoonist». Pues dicho grupo es el «culpable» de este disco, irreverente e iconoclasta del que vamos a tratar muy brevemente a continuación.

Tiene como músicos principales a: Nadina Mackie Jackson, Kathleen McLean, Christopher Millard, Fraser Jackson a los fagots; Mark Duggan a la percusión y el propio Bill al piano, siendo este último el secundario de lujo del disco.

Comienza con esta versión jazzística del tema que le da nombre al álbum, una jam session en directo a la que le sobra un minuto y pico de «mouth music», casi al final del corte:

El resto de sus cortes no son merecedores de aparecer en este blog, por lo que pasamos a continuación a hablar de «Homeland»:

Pero no de la serie cuyo trailer habéis visto en el vídeo anterior, sino de éste «Homeland» (Patria):

Homeland+A+Prayer+for+Peace

que es el título del disco publicado en la discográfica «Hearts of Space»el 13 de agosto de 2.002 y que repasaremos pormenizadamente en la siguiente entrada.

Un lugar llamado La Mañana 28 octubre 2014

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Acabáis de ver y escuchar el tercero de los cortes que componían el disco que habíamos dejado a medias en la entrada anterior, y que se titula «Forest Hymn» (Himno del bosque), una delicada pieza instrumental plena de belleza y sensibilidad, como la mayoría de las composiciones del bueno de Bill Douglas, con un sublime violín que destaca por encima del resto de instrumentos.

Volveremos a visitar el «Reproductor de Músicas Posibles» (situado, como siempre, a la derecha de vuestra pantalla, bastante más abajo de estas letras) si no queremos perdernos el cuarto tema del álbum, que se titula «Morning song» (La canción de la mañana), en el que nos encontramos con las angelicales voces del coro «Ars Nova», complemento indispensable para disfrutar aún más los sonidos compuestos por míster Douglas.

El segundo de los cortes basados en temas ya registrados con anterioridad en el disco «Cantilena» es este «Tara», correspondiente al quinto corte y susurrado por las voces de los «Ars Nova», que le dan una atmósfera absolutamente nueva y enriquecida, como váis a poder comprobar en el siguiente vídeo:

Damos un pequeño saltito hasta el tema número ocho, con un comienzo en el que un tímido piano nos va desgranando sus notas y que no nos abandona hasta el final del mismo. Lleva por título el de «Wings of the wind» (Alas del viento) y lo podréis escuchar acudiendo, de nuevo, al «Músicas Posibles.

Cerraremos el estudio del disco con el décimo corte, que es el que le da nombre al álbum y que está basado en una poesía de Emily Dickinson, titulado «Will there really be a «Morning»?» y cuya letra es una meditación sobre el cielo:

¿Habrá realmente una «Mañana»? ¿Hay algo que se llame «Día»? ¿Podré verlo desde las montañas si soy tan alto como ellas? ¿Tienen pies como las lilas acuáticas? ¿Tienen plumas como los pájaros? ¿Lo han traído desde remotos países de los que nunca he oído hablar? ¡Oh, alumno! ¡Oh, marinero! ¡Oh, hombres sabios de los cielos! Por favor, decidle a los peregrinos dónde se encuentra el lugar llamado «La Mañana» (A place called morning – Bill Douglas).

El amanecer de la eternidad 21 octubre 2014

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Llega el momento temido para cualquier artista y deseado para cualquier fan que se precie: el de ofrecer un «the very best» de todo lo publicado con anterioridad. Y digo temido porque… ¿cómo seleccionas lo mejor de lo mejor?¿Qué incluyes y qué dejas fuera de un recopilatorio selecto de tus obras?

El 22 de agosto del 2.000, Bill Douglas saca al mercado discográfico catorce de sus mejores composiciones, pertenecientes a sus primeros discos, con el nombre de «Eternity´s sunrise» (El amanecer de la eternidad):

Bill-Douglas-Eternitys-Sunrise-20001

Quería expresar mi aprecio por los grandes maestros de la poesía, quienes tanto habían contribuído a mis grabaciones en los discos de «Hearts of Space records». Sus simples pero profundos versos son una fuente inagotable de inspiración. «I shall live not in vain» es una de las más bellas expresiones de compasión que haya encontrado (Bill Douglas).

Al año siguiente, más concretamente el 22 de mayo, volvemos a tener a nuestro alcance otro álbum más de Bill, acompañado de nuevo por los «Ars Nova Singers» (jejeje… ¿os creíais que os íbais a librar de ellos?) y también con letras basadas en las odas poéticas más profundamente cálidas. Su título es el de «A place called morning» (Un lugar llamado La Mañana):

frontvgvpublicado, como el resto de su amplia discografía, en el sello «Hearts of Space», cuenta con el elenco de músicos habitual, con tan sólo un par de excepciones: Peter Cooper al oboe y Yumi Hwang al violín.

Cuenta con dos versiones corales de temas que ya aparecieron en su momento en su disco «Cantilena» y que ya repasamos anteriormente. Una de ellas es la que abre el disco y que se titula «Lake isle of Innisfree»:

Seguimos a continuación con el segundo de sus cortes, que habréis de escuchar en el «Reproductor de Músicas Posibles» que tenéis justo a vuestra derecha y que se titula «Emerald dawn» (Amanecer esmeralda), un bello y tranquilo tema con el que nos vamos a despedir hasta la siguiente entrada.

Earth prayer 18 octubre 2014

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Continuando el recorrido por el álbum que da nombre a la presente entrada, nos encontramos con su segundo corte, una composición musical que habréis de escuchar en el «Reproductor de Músicas Posibles» y que lleva por título el de «Spirit Dance». Si prestáis atención, se parece bastante a alguno de los temas que aparecían en sus primeros trabajos, solo que tiene un cierto aroma a Wim Mertens, artista del que hablaremos (al menos eso espero…) en un futuro en este mismo blog.

Y no nos moveremos del «Músicas» para no perdernos las voces de los «Ars Nova Singers», que interpretan «The splendour falls» (El declive del esplendor), letra basada en una poesía del inglés Alfred Lord Tennyson y que constituye el tercer tema del disco:

El esplendor cae sobre los muros del castillo y la cima cubierta de nieve como siempre. La larga luz tiembla atravesando los lagos y la gran catarata salta gloriosa. Suena, corneta, suena, deja a los ecos salvajes volar. Suena, corneta; responde al eco agonizante… (The splendour falls – Bill Douglas).

En el cuarto tema, nos topamos con «Clouds» (Nubes). Ojo, no confundiros con «The cloud» (Nube), que aparecía en su anterior trabajo discográfico y del que hablamos recientemente. Esta vez es una composición instrumental, con aromas de jazz, suave, tranquilo, que se va desmadejando cual nube en el cielo, sin que nos demos cuenta… Y, sí, otra vez está en el «Músicas Posibles» a vuestra disposición.

Con un piano y un clarinete comienza «Wind of delight» (Viento de regocijo), quinto corte del álbum, también con inspiraciones árabes y jazzísticas, que (no os lo váis a creer…) apreciaréis como se merece en el «Reproductor» habitual que tenéis bastante más abajo, a vuestra derecha de la pantalla.

De nuevo la «batalla» musical (incruenta, por supuesto…) entre el piano y el clarinete es la que domina el séptimo tema, titulado «In lovely blue» (De un hermoso azul), batalla en la que todos ganamos al escucharla en el «Músicas» y que nos podemos descargar para solazarnos a gusto. Supongo que os habréis dado cuenta de que es una versión del mismo tema que apareció en el disco «Everywhere«, del que hablamos a principios del mes de septiembre. Me parece muy oportuno volverlo a recomendar, para que comparéis ambas versiones y os quedéis con la que más os guste (o con las dos…).

Nos introducimos en un círculo de piedras como el de la carátula del disco, puesto que así es como se llama el octavo corte, «Circle of stones», una composición instrumental con aires medievales que, de nuevo, se encuentra en el «Músicas posibles».

Habréis notado que la presencia de los «Ars Nova» va disminuyendo en este disco respecto a los anteriores. Tanto así que será el último (si no recuerdo mal) en el que sus maravillosas voces tendrán un lugar destacado en la discografía de míster Douglas.

Nos vamos hasta el décimo tema, con el nombre de «Iona«, inspirado (es un suponer) en la pequeña isla escocesa del mismo nombre

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Cualquiera diría que esto no es un paisaje escocés, ¿verdad?

y en el que el fagot de Bill es el que lleva la voz cantante. Lo siento, pero también está en el «Músicas Posibles»…

¡Por fín! ¡¡¡He encontrado un vídeo!!! Bueno, pues acabamos el desarrollo del álbum con el vídeo correspondiente a su decimoprimer corte, titulado «Magic circle» (Círculo mágico), inspirado en una poesía de Percy Bysshe Shelley y subrayado por las maravillosas voces del coro «Ars Nova»:

La oración de la Tierra 14 octubre 2014

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Un año más y ya tenemos, de nuevo, una tercera entrega de la perfecta simbiosis entre la música de Bill Douglas, las maravillosas voces del coro «Ars Nova Singers» y las letras basadas en la poesía de los grandes maestros británico-irlandeses.

Esta tercera parte de tan efectiva colaboración se convierte en el álbum titulado «Earth prayer» (Oración de la Tierra):

0025041109222_600cuya carátula presenta una preciosa imagen de un monumento megalítico que, si no me equivoco, son las Piedras de Callanish, que se encuentra en la isla de Lewis y Harris, junto a Escocia.

Dicho disco ve la luz el 17 de agosto de 1.999, publicándose en la discográfica habitual del artista, «Hearts of Space Records». Se mezcló y grabó en los estudios «Colorado Sound«, en la localidad de Denver, siendo un sentido y sincero tributo a nuestro planeta mediante melodías celtas y letras poéticas provenientes de las islas británicas.

Los colaboradores que rodean a Bill suelen ser los habituales y sólo mencionaré a los que me parece que no he nombrado con anterioridad, a riesgo de repetirme. Y son: Judith Glyde, al violoncello; Kristin Jurkscheidt, a la trompa o corno francés:

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Como diría Shin-Chan, «Mira que trompa, mira que trompa que tengo…»

Pat Tillery, a la trompeta; Samantha George, al violín y el genial Richard Stoltzman al clarinete, entre otros.

Bill Douglas produce, compone y arregla (además de tocar con maestría los instrumentos habituales) los trece temas que componen el álbum, que comienza con una versión de uno de los cortes del álbum «Cantilena» y que da nombre al presente disco, «Earth Prayer»:

Dos aclaraciones: en primer lugar, para mí (como ya sabréis l@s que me conocéis personalmente) ciertas imágenes que aparecen en el vídeo anterior sobran, pero como van indefectiblemente unidas a la música, pues no las puedo separar…

En segundo lugar, os aconsejo que os desplacéis hasta el «Reproductor de Músicas Posibles» (aquí mismito, a vuestra derecha) y busquéis el tema original, para compararlo y decidir cuál os gusta más. Os daréis cuenta que no tienen absolutamente nada que ver…

Continuará…